La ruana no hace al arriero ni el vestido al caballero. Refrán español.
"Arierros somos y en el camino nos encontramos"el tan conocido refrán de origen español lo encontramos varias veces en la obra de Miguel de Cervantes Saavedra 1547 - 1616 novelísta, poeta, dramaturgo de la edad de oro de las letras españolas El ingenioso Hidalgo don Quijote de la mancha.
Significa que en tiempos de los arrieros era una advertecia para alguien que hubiera ofendido a otro arriero o se hubiera adelantado a los demás para vender una carga a un cliente que no era el suyo como es de suponer era un problema que tenían que solucionar lejos del cliente en el camino, así nació éste refrán.
¿Cuál es el origen del oficio de la arrería? Este oficio se conoce desde el siglo XVIII en España viene de la antigua Roma y posterior ocupación musulmana. En la ciudad de Sevilla España partían en carromatos (carreta con toldo tirada por caballos) a repartir pescado y otros viveres a los pueblos y ciudades cercanas.
La arriería fue de mucha importancia porque contribuyó con el desarrollo de otras actividades como los mesones lugares donde se quedaban a descansar, a comer y dormir, a tomar un aguardiente y visitar alguna enamorada.
La palabra arriería deriva del vocablo"arría"que significa recua o conjunto de animales burros, mulas o bueyes destinados a transportar mercancías, que de otra forma era imposible que llegaran a pueblos y ciudades por falta de carreteras o transporte.
La palabra"arre"se empleada para avivar el paso de las bestias ya cansadas por el largo camino y la pesada carga ya no andaban. Los primeros equinos llegaron procedentes de las Islas Antillanas en el óceano Atlántico en su totalidad pertenecían a España pero por el poco interés le fueron arrebatadas por los reinos de Inglaterra y Holanda.
¿Cómo fue el origen de la arríeria en Antioquia? (oficio de arriero) Los arrieros comenzaron su oficio en los albores de la colonia y de nuestra nacionalidad y el oficio quedó instalado desde el siglo XVI como toda una empresa de transporte que llegó con los conquistadores y continuaron hasta los años 40 del siglo XX, aunque todavía quedan algunos en las veredas.
La colonización antioqueña implicó un desarrollo comercial importante, los comerciantes se surtían de la carga que llegaba a Puerto Berrío por el río La Magadalena importados de Europa y luego eran llevados a Medellín.Trabajan de forma individual y de pocos animales fueron aumentando hasta convertirse algunos en millonarios por sus grandes fortunas.
¿Quíenes eran los arrieros? Fueron conocidos como hombres rudos, toscos pero ante todo personas honestas, humildes, campesinos muy trabajadores, personas de bien que a lomo de mula conquistaron las montañas antioqueñas abriendose paso por lugares hinóspitos y aún así lograron abrirse paso por los caminos de Antioquia.
Por 300 años los arrieros transportaron mercancías abriendo caminos a golpe de machete, su recuerdo permanece en las montañas de antioquia y merece permanecer en el tiempo como simbolo del orgullo paisa. Todo llegó a su fin en 1929 cuando se inauguró el Ferrocarril de Antioquia, los arrieros fueron desapareciendo pero su legado y su historia seguirá perdurando.
De la historia de los arrieros tengo una pequeña historia para contar:de niña vivia con mi familia en una finca a orillas del río Magdalena allí llegaban arrieros que venían cansados de caminar todo el día o de montar en mula y en los alrededores no existía mesones donde ellos pudieran alojarse, entonces llegaban a la finca a pedir un rinconcito donde pasar la noche y al día siguiente de madrugada continuar su viaje, eran otros tiempos.
Mi papá que era la persona más generosa que he podido conocer en mi vida, acogía a éstas personas desconocidas al comienzo, con el tiempo se conocieron mejor y les permitía pasar la noche en la finca a cambio de nada, solo por su generosidad y buen corazón.
Les permitía quedarse en la casa de los trabajadores de la finca, comían, descansaban, charlaban con mi papá que era un conversador y un charlatán como pocos y con los trabajadores, contaban historias de todo lo que sucedía en el camino, a los niños nunca se nos permitió participar de éstas charlas. Las bestias comían, bebían y descansaban en la pesebrera con los caballos.
Al día siguiente no se iban sin desayunar ni mucho menos sin llevar su fiambre para el camino y sus cantiploras llenas de agua miel (aguapanela sin hervir con jugo de naranjas agrias o limones) que era lo que acostumbraban tomar.
Hoy tantos años después recuerdo con tanto cariño y a la vez tristeza esa época tan lejana y feliz de mi infancia, especialmente porque mi papá, hace demasiados años no está con nosotros pero su recuerdo imborrable está en nuestra memoria y un amor eterno en los corazones de todos sus hijos.
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